Me gusta mucho el huerto y todas las cosas relacionadas con el,con las plantas, las flores, hacer mis planteros y ver como mis manos crean, cuidan y ayudan a crecer nuevas «vidas». Ver crecer tus propias verduras desde pequeñitas, cuidarlas y saborear los frutos que te dan…. es un placer en esta vida que compartirá conmigo cualquier huertero.

Compro planteros y también hago los míos propios aunque ahora no puedo dedicar todo el tiempo que necesitan.

Los sobres de semillas los compro la mayoría en la cooperativa del pueblo, y los menos en algún vivero, pero allí solo los raros o los que no encuentro en la cooperativa.
Otras las tengo por cosechas propias como estas de 209 matas de pimientos de piquillo que nos dio un año por sembrar.

También he conseguido semillas, sobretodo de variedades raras,intercambiando con otros amiguitos ciber-huerteros.

En el garaje de casa que se supone que es la parte más fresca, tengo un armarito donde guardo todas las semillas. Tengo en mente un proyecto para guardarlas mejor, de manera más organizada,pero ahora me falta tiempo y ganas, pero sobretodo tiempo.

Para guardarlas normalmente uso tarros de cristal, si tengo pocas o no muchas semillas uso los de paté que son muy socorridos, pero si me pasa como las semillas de piquillo busco botes más grandes pero tampoco mucho más, para que no se quede mucho espacio libre con aire en el bote.

Luego las etiqueto de varias maneras para diferenciarlas. Si conozco o ya he sembrado la variedad escribo con rotulador permanente su nombre en el bote, en las que no conozco mucho o son de reciente adquisición pego en el bote con celo el nombre y la descripción que sale en el sobre, y en otras que simplemente son las primeras que empece a recoger, como buena inexperta solo guardaba dentro del bote un trocito de papel con el nombre de la variedad, estas las tengo que ir cambiando y renovando.

Para saber que planto en cada macetita les clavo cucharillas de las máquinas del café con el nombre. Al principio lo hacía de memoria pero al final me fallaban los recuerdos. Luego pegaba con celo un papel con el nombre de lo que sembraba, pero a la larga, al regar por absorción llenando el plato y no por arriba, el agua se iba colando por debajo del celo por muy bien pegado que estuviera y se terminaba borrando el nombre. También me apuntaba en un papel lo que plantaba en cada bandeja de macetitas o bandejas blancas, pero tampoco me funcionó, porque empecé a cambiar las macetitas cuando se quedaban vacías o necesitaba sitio para las nuevas. Así que este año he decidido probar con las cucharillas después del fiasco de otros años.

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Ahora estoy reorganizando mis cosas del huerto, y me he puesto estos armaritos para guardar los botes. Tapé con papel de periódico las puertas para que no entré luz.

 

 

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