El cabello de ángel es un dulce muy usado en repostería, y aunque lleva bastante trabajo merece la pena.
Primero cogemos la calabaza. La lavamos y la partimos por la mitad.
Procedemos a quitarle todas las pepitas que se puedan. (A mí me costó bastante porque no estaban sueltas como pasa con el melón, no sé si pasará siempre así.)
La troceamos y la ponemos a cocer. Cuando empiece a cocer contamos una hora cociendo.
La sacamos y la dejamos escurrir varias horas, para que suelte toda el agua posible. Yo la cocía al punto de la mañana, y hasta por la tarde no hacía el cabello de ángel.
Una vez han pasado las horas y nos disponemos a preparar el cabello de ángel, limpiamos todos las pepitas cuidadosamente,y poniendo los trozos con la parte de la cáscara pegada a nuestra palma de la mano, cortamos con el cuchillo la carne de la calabaza, sin apurar mucho para no cortar cáscara también.
Una vez tenemos todo ya limpio lo pesamos, lo ponemos en una cacerola preparada para cocer sin agua, y añadimos la misma cantidad de azúcar que lo que nos haya pesado la calabaza.
Cocinamos a fuego medio hasta que veamos que se ha mezclado bien el azúcar, ha evaporado toda el agua que suelta la calabaza, y la masa tiene un color dorado.
Dejamos enfriar, y tachán!!! ya tenéis vuestro cabello de ángel listo para saborear.