Hace un par de años cuando sembramos los olivos, el abuelete de uno de los campos adyacentes que tiene olivos, nos comentó que no sabían de que variedad eran los suyos, porque esos olivos los había cogido de las talas de los olivos de la ciudad. Los había sembrado y le habían agarrado. Estaban más pequeños que los nuestros, pero a caballo regalado…. 😉
Os cuento este detalle porque en ese momento me quedé yo con la información importante de su historia. Que sembrando las ramas había sacado nuevos árboles. Y ya sabéis que para mí, lo que me cuentan mis abueletes tiene mucho valor, porque más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Todavía faltaba tiempo para la siguiente poda, así que todavía podía informarme más. Así que seguí preguntando a la gente experimentada de mis alrededores, que tiene campos de olivos. Así que este año he decidido probar suerte.
Del olivo grande del huerto. Tendrá 15 o 20 años quizá ya. Este año nacieron muchas varas de la parte inferior del tronco, que realmente molestaban porque tapaban la mitad del camino de paso para movernos por el huerto. En otro momento las habría podado para facilitar el paso, pero este año tenía otro futuro para ellas.
Me comentaron mis abueletes, que esas varas debía cortarlas en noviembre intentando cortarlas lo más abajo posible, porque sería posible que alguna de ellas tuvieran alguna raíz, y estos sería bueno para sembrarlas.
La verdad es que una vez cortadas, algunas eran más grandes que los olivos más grandes de los que tenemos sembrados en el terreno.
Efectivamente, la mayoría tenía raíces, alguna raíz. Así que intentando no destrozarlas mucho cortamos todas las varas que pudimos.
De todos los olivos que sembramos en su día, creo que fueron 2 o 3 los que no agarraron.
Sus huecos estaban vacíos con las guías puestas aún, con lo que no hizo falta medir para marcar donde queríamos sembrar las varas.
La tierra tenía buen tempero y estaba bastante suelta para trabajarla. Hicimos un agujero de más de un palmo de profundidad, retirando los posibles restos del olivo anterior, y todas las malas hierbas y/ o raíces que pudiéramos quitar.
Colocamos con cuidado la vara lo más cerca de la guía que ya estaba clavada, procurando no dañar las pequeñas raíces, y la enterramos con tierra suelta y fina procurando apartar las piedras que pudiera llevar.
Presionamos bien la tierra para que se quedara bien compacta y nuestra vara quedara lo más recta posible.
La regamos y colocamos unas piedras alrededor por si la tierra se apelmazaba más y la vara se caía hacia delante.
P.D. Ese día que la sembramos y días posteriores llovió ayudando a que las varas se recuperaran del trasplante y empezaran a nacer nuevas raíces.
Han pasado dos semanas desde ese día. Hemos tenido que apocar un poco de tierra en la base de las varas, ya que se había prestado y hundido.
Hemos tenido varios días de nieblas sin ver el sol, y parece que hoy está lloviendo, no muy fuerte pero sin descanso.
Es pronto para celebrar el éxito de nuestro experimento, pero de momento las varas están firmes y rectas y no han perdido las hojas verdes aún.
Seguiremos informando
Hola Angelita.
Así me gusta, aprovechando lo que da la tierra.
Es posible que los olivos que has plantado no sean de la misma variedad que los olivos de los que has sacado los esquejes.
Si los olivos «padres» tenían el injerto en el pie serán de la misma variedad pero si el injerto esta en el tronco serán de la variedad de antes de injertarlo.
Osea que ya sabes si quieres la misma variedad ya estas practicando los injertos para cuando sea necesario hacerlos.
Y creo que por las hojas que les veo, si no me equivoco, serán acebuches que te darán unas olivas muy pequeñas,
Suerte!!
P.D. este año he podido hacer 54 litros de aceite
Salu2 Eduardo