Hoy el día ha amanecido despejado y sin lluvia. Y un cielo azul azul azul, el sol brillaba solitario bien brillante, con lo que nos hemos enfundado la ropa del campo y allá que nos hemos ido con las patatas para sembrarlas.
La tierra estaba buena, tenía muy buen tempero, pero aunque estaba labrada sobre labrada, el cierzo tras las lluvias había formado una costra dura en la capa superior de la tierra. Con esta costra la tierra se trabaja muy mal así que hemos labrado antes de sembrar.
Ya que teníamos la «mula» allí hemos dejado preparada la tierra para sembrar los gladiolos. Los vamos a colocar en el mismo sitio que el año pasado pues allí fueron muy bien.
He visto que ya se había abierto alguna flor en la jardinera. Creo que son narcisos, pero no lo se seguro.
Una vez todo labrado hemos cortado las patatas, dejando dos ojos por gajo.
De 15 kilos de patata kenebec han salidos dos cubos de fregona llenos hasta arriba, no está nada mal.
Hemos puesto dos palos con una cuerda atada entre sí para sembrar los caballones rectos .
Una vez colocados uno en cada punta hemos empezado a marcar una gatera debajo de la cuerda, para colocar allí los gajos y levantar allí el caballón.
Para empezar hemos preparado la mezcla de Escocet donde sumerger los gajos antes de sembrar, y conforme los íbamos untando los íbamos colocando en la gatera con una separación entre sí de un palmo. Luego mientras uno iba levantando el caballón el otro iba compactando la tierra con la azada.
Al final después de todo el día de trabajo en el huerto hemos terminado con la espalda bien cansada, pero hemos dejado sembrados 6,5 caballones de patatas con la tierra bien compactada con la azada.
Diario de Siembra 