Los pimientos de padrón friticos son una delicia, y si pican un poco son sabrosísimos.

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Los que venden en las tiendas son del tamaño de medio dedo de largo normalmente. Pero si los cultiváis vosotros mismos os recomiendo que los cojáis un poco más grandes, para que tengan más carne y se queden mejor fritos.

Lo primero que hay que hacer una vez estemos ya en la cocina con los pimientos es lavarlos. Da igual si lo hacéis en el escurre verduras, uno a uno o si los echáis en el fregadero y abrís el grifo, lo importante es pasarles un agua para quitar el barro y posibles parásitos o restos de tratamientos que podamos haberles sulfatado, como cobre, azufre u otros.

Luego os recomiendo que los pongáis encima del trapo de cocina a secar un poco, para que el trapo absorba las gotas de agua porque sino al freírlos si llevan agua el aceite salta mucho.

Una vez en el trapo y mientras se va calentando el aceite a fuego medio-alto, se les hace un corte con las tijeras en la parte de la punta, así evitamos que al freírlos se hinchen, exploten y nos salte el aceite20130721-215106.jpgimage

Se fríen al gusto,hay quien los prefiere sólo un poco dorados y quien un poco más crujientes. Yo prefiero esta segunda opción, así que cuando veo que se están dorando les doy la vuelta, y preparo un plato con una servilleta de papel para que absorba el aceite al sacarlos.20130721-215114.jpg

Cuando veo que llevan un rato y empiezo a notar como medio crujen con las pinzas los saco al plato.

Conforme me los voy comiendo a veces les pongo un poco de sal por encima, y otras no porque tienen buen y mucho sabor a pimiento.

Lo recomendable es que se muerda primero la punta para ver si pican o no, porque al ser pequeños los muerdes enteros y pican puedes pasar un mal rato.

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