Hoy ha llovido muchísimo y han abierto las compuertas del pantano. Donde vivo yo ha llegado el agua con ganas. Ha anegado calles, carreteras, huertos y campos, y nos hemos encontrado el huerto así:

Por la mañana estaba las carreteras cortadas y no hemos podido ni acercarnos al huerto, pero por la tarde ya había despejado bastante el agua y se podía pasar por las carreteras.


Metiéndonos sin miramientos por los charcos y por el barro hemos llegado hasta el huerto. No se podía abrir la puerta, pero tampoco era nuestra intención.
El agua por la mañana sobrepasaba casi un metro y medio de altura, se puede ver las marcas en las cañas y en las barreras. Por la tarde habría tres o cuatro palmos, pero la imagen era deprimente.
Las vallas todas medio tumbadas, llenas de suciedad que había arrastrado el agua. Todas las cosas por en medio del huerto o desperdigadas.

La parte «graciosa» que me saca una sonrisa es que esta semana igual comemos acelga porque veía las puntas de las hojas asomando por encima del agua 😛
Y además, con tanta agua, anda que no he cogido caracoles que intentaban huir del agua subiendo por la valla 😛