Hoy ha sido un gran día, ha cundido montón, he disfrutado de la tranquilidad del huerto, he vivido el compañerismo de mis vecinos del huerto, cosa que hacía años que no vivía en mi vida, y me ha llegado al alma 😀

Nos hemos levantado bien pronto, y tras desayunar nos hemos puesto a la faena.
Después de ayudar a mi marido a preparar los pozales para poner las patatas cortadas, yo me he encargado de ir preparando todas las cosas dentro de la furgoneta para ir al huerto, sacos, azada grande, azadín, mesurol, escocet, agua para beber, agua para hacer la mezcla de escocet….

Una vez las patatas cortadas, las hemos metido a la furgoneta y hemos ido al huerto. Había mucha actividad porque estaban casi todos los vecinos poniendo patatas.

He preparado la mezcla de escocet y nos hemos puesto manos a la obra.

Mi marido ha empezado con el azadín a trazar una gatera donde poner las patatas, para después hacer el pollo. En casa habíamos cortado un palo a la misma medida de la mula con las cuchillas mínimas, para poder pasarla entre ría y ría para quitar la hierba y así no sulfatear. Así que midiendo con ese palo y con la cuerda que teníamos de medida del año pasado, para hacer las rías rectas, ha empezado a trazar las gateras y yo a untar las patatas y ponerlas con una separación entre ellas de la medida de mi pie.

En esto que mi marido está empezando a echar tierra para hacer el segundo pollo, y ha venido el vecino de un huerto casi del final del camino, y nos ha dicho q nos traía la mula que hacía los pollos en un momento. De primeras le hemos dicho que no pero ha insistido y la ha traído, y la verdad que Dios le bendiga que maravilla de aparato.