Hoy hemos quitado las patacas, ahora las hemos dejado en cajas en el huerto para que suelten un poco la tierra, y cuando se hayan joreado un poco nos las traeremos a casa para lavarlas y volverlas a lavar, y cuando ya no tengan tierra las meteremos en vinagre y sal y a esperar unos días para comerlas.
Hoy hemos cogido una mata de acelgas, y un par de borrajas. Las dos cosas estaban enormes, pero las borrajas se empiezan a subir como unas cuantas lechugas que hemos tenido que tirar al compostador. Y es que esto de que sea un noviembre suave, mola porque en las casas apenas se usa la calefacción, que quieras que no es un ahorro, pero las plantas lo están notando. La verdura de invierno, que se supone se planta a final de agosto, con vistas a comerla en invierno, con estos «calores» ha crecido demasiado temprano, y se están subiendo, y luego llegarán los fríos y no habrá verdura de invierno.
Ayer pusimos borrajas que nos dió un vecino del huerto, pero tampoco es plan, porque ahora crecerán rápido y estaremos en las mismas. En estas fechas se planta bastante, con la idea de que en invierno crece todo más despacio,pero con este tiempo crece todo deprisa y a la par, así que te juntas con 15 borrajas o lechugas de revés cada semana.
La tierra sigue estando barro, el viernes llovieron 3 litros por la mañana, poco pero lo suficiente para joder la marrana y que no se pueda labrar ni echar el fiemo este fin de semana, así que toca esperar al siguiente y rezar porque aunque den lluvias para el lunes y martes, por una vez, el cierzo sople fuerte y seque lo suficiente la tierra como para poderla labrar el sábado.
Al final vamos a echar un remolque de fiemo. Repartiremos bastante por toda la tierra, pues lleva 2 o 3 años que apenas se le han echado nutrientes, así que está pobre y lo necesita. Y el resto lo meteremos en sacos para que sea más manejable.